Por la memoria y la justicia, siempre:
“Sinfonía en
abril” (2017), documental de los directores argentinos Teresa Saporiti y
Claudio Remedi, es la historia de dos ciudades: Erevan (Armenia) y Buenos Aires; distantes en el
espacio pero hermanadas por la tragedia del genocidio armenio, aun no reconocido
en calidad de tal por Turquía, que buscan mantener viva la memoria y el reclamo
de justicia respecto de dicha masacre.
El genocidio
armenio comenzó el 24 de abril de 1915 cuando las autoridades del Imperio
Otomano (actual Turquía) detuvieron y asesinaron a 650 intelectuales,
religiosos y dirigentes armenios. Desde allí se sucederían diversas matanzas y
la deportación de la población civil, que debía atravesar el desierto pasando
hambre y enfermedades, por lo cual el saldo del mismo se estima en 1.500.000 víctimas.
Quienes lograron sobrevivir, pudieron refugiarse en países como el nuestro que
cuenta con una importante colectividad armenia afincada en el barrio de Palermo,
que día a día, aunque integrados a nuestra idiosincrasia, trabaja por preservar
la lengua, las costumbres y la memoria
de tamaña atrocidad.
El contexto del
documental son los preparativos a lo largo del mes de abril de 2015 tanto en
Erevan como en Buenos Aires, para conmemorar los 100 años del Genocidio
Armenio. Aquí los directores, no recurren al formato documental tradicional caracterizado por
entrevistas a los protagonistas o por la ubicación de un narrador que vaya
hilvanando los acontecimientos, sino que asumen que el cine es principalmente
una experiencia visual. De allí, que sea la propia mirada de los directores, la
voz narradora del documental, logrando combinar a la vez el documento con la
belleza estética y simbólica de las imágenes.
De esta manera
asistimos en Buenos Aires a la transmisión de la historia, la lengua y la
cultura armenias en un colegio armenio, a fotografías e imágenes audiovisuales de
archivo de la época del genocidio, a la campaña de donación de sangre, al
homenaje a los desaparecidos de la dictadura militar argentina descendientes de
armenios, y a los ensayos del conjunto
de Danzas armenias y del Coro “100 voces por 100 años” para el acto que se
celebrará en la noche del 24 de abril en el predio de La Rural. Y en paralelo,
mediante un montaje alternado, veremos que ese mismo día, en Erevan se preparan las barricadas y los
puestos de flores para la marcha que la multitud armenia realizará en acto de
memoria y reclamo de justicia hacia el memorial del genocidio, con flores y antorchas
en mano, y que ni la lluvia podrá
detener. La composición que logran los directores es sumamente pictórica, y simbólica. Y ambas ciudades se entrelazan en
la poética de las imágenes de ese borde
de túnica blanca y de esos pies descalzos, cansados pero avanzando, que se abren paso por el campo y por las piedras
áridas del desierto en busca de un nuevo horizonte.
En “Sinfonía de
abril”, Teresa Saporiti y Claudio Remedi, no sólo combinan el documento
histórico con la belleza poética de las imágenes, sino que también logran visibilizar
a la comunidad armenia, que nutre con
sus costumbres diariamente nuestra riqueza cultural, sin que olvidemos su
sentido homenaje y el reclamo de justicia que se renuevan cada año.
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